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03 de Agosto de 1914 – Guerra Franco-Alemana y los Periódicos del Mundo

03 Ago

Guerra Franco-Alemana y los Periódicos del Mundo

Fiesta en el Reino Unido.

En Bélgica estaban convocadas las cámaras para hoy.

Era sabido por el gobierno belga que el Estado Mayor alemán preparaba algo contra su territorio.

Además a las 7 Bélgica rechaza las demandas de Alemania, que comienza la invasión y, a las 18:15, declara la guerra a Francia. Italia hace pública su decisión de declararse neutral.

Se combate en la Polonia rusa y en Serbia.

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Daily Telegraph (Gran Bretaña).
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The New York Herald (Estados Unidos).
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Der Deustche Correspondent (Estados Unidos, editado en Alemán).
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Lübeckischen Anzeigen (Imperio Alemán).
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L´ Intrasigeant.

en la mañana del 3 de agosto… Europa y el ultimátum alemán a Bélgica

En las primeras horas de la mañana del 03 de Agosto de 1914 y a pocas horas del vencimiento, el Ministro de Relaciones Exteriores del Reino de Bélgica, Julien Davignon, convoca al embajador del Imperio Alemán Conde Konrad von Below-Saleske para informarle que su país rechazaba el ultimátum presentado para permitir el libre paso de las tropas alemanas por su territorio ya que violaba su neutralidad territorial. Además advirtió que de ser necesario utilizaría la fuerza para defenderse.

Luego de esta reunión el diplomático envió un telegrama sus superiores en Berlín informando sobre el rechazo belga a las pretensiones del Alto Mando Alemán, lo cual en realidad era asumido como muy probable, lo cual iba a justificar la ocupación militar total.

En las primeras horas de la mañana, se reúne el Gabinete británico en el cual luego de arduas discusiones deciden renunciar cuatro ministros considerados «pacifistas» al mismo tiempo que se autoriza al Primer Lord del Almirantazgo, Sir Winston Churchill a movilizar a la totalidad de la Flota de Alta Mar.

A media mañana, casi en simultáneo, el embajador británico en Bruselas Sir Francis Villiers informa al Ministro Sir Edward Grey sobre el contenido exacto del ultimátum alemán y el posterior rechazo belga, al igual que lo hace el embajador francés Antony Wladislas Klobukowski a su superior en París, el recientemente designado Gaston Doumergue.

Esta información para el Gobierno Británico es la prueba inequívoca que el Imperio Alemán va a violar la neutralidad del territorio belga, lo cual equivale a la intervención, y para Francia significa que el momento de defender el territorio nacional frente a la amenaza alemana es inminente.

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Telegrama del embajador alemán Conde Konrad von Below-Saleske a sus superiores en el Ministerio de Exteriores con la transcripción de la respuesta negativa del Gobierno Belga al ultimátum presentado.
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Ministro de Exteriores del Reino de Bélgica Julien Davignon.

En la tarde del 3 de agosto….. Alemanes y Franceses, enemigos históricos

Desde el inicio mismo de la crisis a causa del Atentado de Sarajevo y sus derivaciones sucesivas, el belicista Presidente de Francia Raymond Poincaré vio la oportunidad ideal para tomar revancha de la humillante derrota de 1870-1871 a manos de los prusianos y sus aliados, que fundarían a su final el Imperio Alemán.

Es por ello que la administración francesa trato de convencer a su aliada de la Entente Cordiale, Rusia a que mantuviese una postura inflexible frente a las demandas alemanas, al mismo tiempo que a través de su embajador intentaba convencer al Gobierno Británico en la necesidad de participar en un eventual conflicto en el continente europeo.

Esta constante tirantez agravada por los acontecimientos que hora a hora se iban desarrollando, llevo al Gobierno Alemán a tomar una decisión drástica.

El 03 de Agosto de 1914 a las 18.15 hs. de la tarde, el embajador alemán en París Barón Wilhelm von Schoen, cumpliendo órdenes de su gobierno hizo entrega al Primer Ministro René Viviani y al recientemente designado como nuevo Ministro de Asuntos Exteriores Gaston Doumergue, la declaración de guerra en base al incumplimiento de Francia a la demanda de desmovilizar sus ejércitos y declarar la neutralidad en caso de guerra entre Alemania y Rusia.

Sin dudas el conflicto era esperado por ambas partes, ya que las ansias por atacarse unos a otros eran muy grandes.

Con el hecho consumado de la declaración de guerra, se sucede un intercambio de telegramas entre el Káiser Guillermo II y el Rey Alberto I de Bélgica, en el cual el monarca alemán intenta convencer a su contraparte de la necesidad de mantener buenas relaciones y lo insta a aceptar el paso de sus ejércitos, a lo cual el altivo rey belga se niega rotundamente.

Ante la inevitable invasión alemana, el Rey Alberto decide hacerse cargo personalmente de la defensa de la nación, al mismo tiempo que rechaza una oferta de ayuda militar hecha por el General Joseph Joffre, Jefe del Estado Mayor del Ejército francés.

Sin embargo, los movimientos militares no solo se desarrollaban en el Oeste, sino también en otros puntos del continente europeo, ya que esa misma tarde, el comandante austro-húngaro para los Balcanes y Gobernador de Bosnia-Herzegovina, General Oskar Potiorek comienza a planificar la invasión al Reino de Serbia con el compromiso de su superior el Conde Franz Conrad von Hötzendorff, que la mayor parte del ejército sería puesto bajo sus órdenes, aunque en realidad gran parte se estaba destinando a pedido del Alto Mando Alemán a los Montes Cárpatos para defenderse de una posible invasión rusa.

Por su parte, el Zar Nicolás II, decide designar a su tío el Gran Duque Nicolás, como comandante en jefe del ejército ruso, si bien era un oficial partidario de realizar importantes reformas, su experiencia era bastante limitada.

Al final de la jornada, llega a Berlín por intermedio de un telegrama del embajador en Constantinopla, Barón Hans von Wangenheim, la confirmación que el Imperio Otomano acepta una alianza secreta contra Rusia. Ante esto el recientemente designado Ministro de Guerra y uno de los hombres fuertes del Gobierno de los Jóvenes Turcos, Ismail Enver Pasha, decide decretar la movilización del ejército y declarar la neutralidad armada.

Otro telegrama procedente del embajador alemán Julius von Waldthausen en Bucarest, informa que el Consejo de Ministros rumano, presidido por el Primer Ministro Ion Brătianu ha decidido declarar la neutralidad en contra del pedido del Rey Carol de aliarse a los Imperios Centrales.
Sin dudas con el final del día, la guerra se ha expandido a todo el continente.

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Telegrama con la declaración de guerra por parte del Imperio Alemán a Francia.
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Rey Alberto I de Bélgica que junto a su gobierno se negó a permitir el avance de los ejércitos alemanes sobre su territorio.

La Guerra inminente y la decisión británica

En las primeras horas de la tarde del 03 de Agosto de 1914, el Ministro de Relaciones Exteriores expreso un vibrante discurso en la Cámara de los Comunes del Parlamento en donde justificó la política externa llevada a cabo por el Gobierno hasta entonces.
Una de sus más vitoreadas frases fue:

» We are going to suffer, I am afraid, terribly in this war, whether we are in it or whether we stand aside. Foreign trade is going to stop, not because the trade routes are closed, but because there is no trade at the other end. Continental nations engaged in war all their populations, all their energies, all their wealth, engaged in a desperate struggle they cannot carry on the trade with us that they are carrying on in times of peace, whether we are parties to the war or whether we are not. I do not believe for a moment that at the end of this war, even if we stood aside and remained aside, we should be in a position, a material position, to use our force decisively to undo what had happened in the course of the war, to prevent the whole of the west of Europe opposite to us — if that had been the result of the war — falling under the domination of a single power, and I am quite sure that our moral position would be such as — [the rest of the sentence — «to have lost us all respect.» — was lost in a loud outburst of cheering]. I can only say that I have put the question of Belgium somewhat hypothetically, because I am not yet sure of all the facts, but, if the facts turn out to be as they have reached us at present, it is quite clear that there is an obligation on this country to do its utmost to prevent the consequences to which those facts will lead if they are undisputed…. it. »

(Vamos a sufrir, me temo, terriblemente en esta guerra, ya sea que estemos en ella o si estamos parados a un lado. El comercio exterior se va a detener, no porque las rutas comerciales están cerrados, sino porque no existe un comercio en el otro extremo. Naciones continentales ocupados en la guerra todas sus poblaciones, todas sus energías, todas sus riquezas, comprometidos en una lucha desesperada que no pueden llevar en el comercio con nosotros de que ellos están continuando en tiempos de paz, ya sea que sean partes en la guerra, o si nos no lo son. Yo no creo ni por un momento que al final de esta guerra, incluso si nos paramos a un lado y quedamos a un lado, debemos estar en una posición, una posición material, de usar nuestra fuerza decisiva para deshacer lo que había sucedido en el transcurso de la guerra, para evitar que el conjunto del oeste de Europa frente a nosotros – si ese hubiera sido el resultado de la guerra – que cae bajo el dominio de una sola potencia, y estoy bastante seguro de que nuestra posición moral sería como – – [el resto de la frase – «para habernos perdido el respeto.» – Se perdió en un estallido fuerte de aplausos]. Sólo puedo decir que he hecho la pregunta de Bélgica un tanto hipotéticamente, porque no estoy seguro todavía de todos los hechos, pero, si los hechos resultan ser, ya que nos han llegado en la actualidad, es bastante claro que hay una obligación a este país a hacer todo lo posible para evitar que las consecuencias que esos hechos se llevarán si son indiscutibles …. ella).

El bien recibido discurso de Sir Grey por parte de la casi totalidad de los parlamentarios, fue una prueba irrevocable que el Imperio Británico estaba dispuesto a entrar en guerra en defensa de la neutralidad ya amenazada del Reino de Bélgica.
Cuando aún la exposición del Ministro no había concluido, el Primer Ministro Herbert Asquith decidió ordenar la movilización general del Ejército.

Luego de una tensa jornada, Sir Grey se encontraba descansando en su despacho, cuando recibió la visita del Secretario de Estado del Ministerio Sir Arthur Nicolson, quien lo felicito por la exposición en la Cámara de los Comunes, a lo cual respondió melancólicamente mirando por la ventana hacia el Parque Saint James:

«The lamps are going out all over Europe, we shall not see them lit again in our life-time»

(«Las luces se apagan en toda Europa, no vamos a verlas encendidas de nuevo en nuestro tiempo de vida»).

Sin dudas una terrible premonición de lo que está por venir.

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Representación artística sobre el discurso del Ministro de Relaciones Exteriores del Imperio Británico Sir Edward Grey en la Cámara de los Comunes.


 

 
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Publicado por en 3 agosto, 2014 en 1914

 

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