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Jorge V del Reino Unido (George Frederick Ernest Albert, 3 de junio de 1865 – 20 de enero de 1936) fue rey del Reino Unido y los dominios de la Mancomunidad Británica y emperador de la India del 6 de mayo de 1910 hasta su muerte en 1936.
Jorge era nieto de la reina Victoria y el príncipe Alberto y primo del zar Nicolás II de Rusia (de gran parecido físico con este último) y del káiser Guillermo II de Alemania. De 1877 a 1891, sirvió en la Royal Navy. A la muerte de Victoria en 1901, el padre de Jorge se convirtió en el rey Eduardo VII y Jorge fue nombrado príncipe de Gales. A la muerte de su padre en 1910, lo sucedió como rey emperador del Imperio británico. Fue el único emperador de la India en asistir a su propia Delhi Durbar.
Como resultado de la Primera Guerra Mundial, otros imperios en Europa cayeron mientras el británico se expandía a su máxima extensión. En 1917, se convirtió en el primer monarca de la casa de Windsor, nombre con el que rebautizó a la casa de Sajonia-Coburgo-Gotha como resultado del antigermanismo imperante. Su reinado vio el surgimiento del socialismo, comunismo, fascismo, republicanismo irlandés y el movimiento de independencia de la India, que cambiaron radicalmente el panorama político. La ley del Parlamento de 1911 estableció la supremacía de la Cámara de los Comunes (cuyos miembros eran electos) sobre la Cámara de los Lores (cuyos miembros no eran electos). En 1924, designó por vez primera un primer ministro laborista y en 1931, el estatuto de Westminster reconoció los dominios del Imperio como reinos independientes dentro de la Mancomunidad Británica de Naciones. Fue azotado por la enfermedad a lo largo de su reinado y fue sucedido después de su muerte por su hijo mayor, Eduardo VIII.
Nos vamos a centra en la información relativa a la Primera Guerra Mundial, de 1914 a 1918, Gran Bretaña estuvo en guerra con Alemania. El kaiser alemán Guillermo II, que para el público británico llegó a simbolizar todos los horrores de la guerra, era primo hermano del rey. El abuelo paterno del rey fue el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha; en consecuencia, el rey y sus hijos tenían los títulos de príncipes y princesas de Sajonia-Coburgo-Gotha y duques y duquesas de Sajonia. La reina María, a la que los británicos querían como a su madre, era hija del duque de Teck, descendiente de los duques de Württemberg de Alemania. El rey tenía cuñados y primos que eran súbditos británicos pero que llevaban títulos alemanes como duque y duquesa de Teck, príncipe y princesa de Battenberg, príncipe y princesa de Schleswig-Holstein. Cuando H. G. Wells escribió sobre la corte del Reino Unido, dijo que era:
«[una] corte extranjera y aburrida»,
Jorge respondió con las famosas palabras:
«Puedo ser aburrido, pero que me maldigan si soy extranjero».
El 17 de julio de 1917, Jorge aplacó los sentimientos nacionalistas británicos mediante la emisión de un decreto real que cambió el nombre de la casa real británica del alemán Sajonia-Coburgo-Gotha al más británico Windsor. El rey y todos sus parientes británicos renunciaron a sus títulos y tratamientos alemanes y adoptaron apellidos que sonaran británicos. Jorge compensó a sus parientes varones nombrándolos nobles británicos. Su primo, el príncipe Luis de Battenberg, quien al principio de la guerra fue obligado a dimitir como Primer Lord del Mar a causa de los sentimientos antialemanes, se convirtió en Luis Mountbatten, primer marqués de Milford Haven, mientras que los hermanos de María se convirtieron en Adolfo de Cambridge, primer marqués de Cambridge y Alejandro de Cambridge, primer conde de Athlone. Las primas de Jorge, María Luisa y Elena Victoria de Schleswig-Holstein renunciaron a sus designaciones territoriales.
En una patente publicada el 11 de diciembre de 1917, el rey restringió el tratamiento de «Su Alteza Real» y la dignidad titular de «príncipe o princesa de Gran Bretaña e Irlanda» a los hijos de los soberanos, los hijos de los hijos del soberano y el hijo mayor vivo del hijo mayor vivo de un príncipe de Gales. La patente también declaró que «el tratamiento de Alteza Real, Alteza o Alteza Serenísima y la dignidad titular de príncipe y princesa deberán cesar excepto en aquellos títulos ya concedidos e irrevocables». A los parientes de la familia real británica que lucharon del lado alemán, como el príncipe Ernesto Augusto de Hannover, tercer duque de Cumberland y Teviotdale (bisnieto de Jorge III) y el príncipe Carlos Eduardo, duque de Albany y duque de Sajonia-Coburgo-Gotha (nieto de la reina Victoria), les fueron suspendidos sus títulos nobiliarios británicos en 1919, por una Orden en Consejo bajo las disposiciones de la ley de privación de títulos de 1917. Bajo la presión de su madre, la reina Alejandra, Jorge también retiró las banderas heráldicas de la capilla de San Jorge en el castillo de Windsor, que pertenecían a sus parientes alemanes miembros de la Orden de la Jarretera.
Cuando el zar Nicolás II de Rusia, primo de Jorge, fue derrocado en la Revolución rusa de 1917, el gobierno británico le ofreció asilo a él y a su familia, pero ante el empeoramiento de las condiciones de vida del pueblo británico y el temor de que la revolución pudiera llegar al Reino Unido, el rey pensó que la presencia de la realeza rusa podría parecer inadecuada bajo tales circunstancias. A pesar de que Lord Mountbatten aseverara posteriormente que David Lloyd George, el primer ministro, se opuso al rescate de la familia imperial rusa, las cartas del secretario privado del rey, Lord Stamfordham, sugieren que fue Jorge V quien se opuso al rescate contra el consejo del gobierno. El MI1, una rama del servicio secreto británico, llevó a cabo planes para el rescate, pero debido a la posición fortalecida de los revolucionarios bolcheviques y dificultades mayores con la conducción de la guerra, el plan nunca fue puesto en práctica. El zar y su familia permanecieron en Rusia, donde fueron asesinados por los bolcheviques en 1918. Al año siguiente, María Fiódorovna —quien antes fuera Dagmar de Dinamarca—, madre de Nicolás y tía de Jorge, y otros miembros de la familia imperial rusa fueron rescatados de Crimea por buques británicos.
Dos meses después del final de la guerra, Juan, el hijo menor del rey, murió a la edad de trece años, después de una vida repleta de enfermedad. Jorge fue informado de su muerte por la reina María, quien explicaría su dolor escribiendo: «[Juan] había sido una gran preocupación para nosotros durante muchos años […] El primer golpe en el círculo familiar es difícil de llevar, pero la gente ha sido buena y empática y eso nos ha ayudado mucho».
En mayo de 1922, el rey recorrió Bélgica y el norte de Francia, visitando los cementerios de la Primera Guerra Mundial y los monumentos construidos por la Imperial War Graves Commission. El evento fue descrito por Rudyard Kipling en un poema, The King’s Pilgrimage (El peregrinaje del rey). Esta gira y una corta visita a Italia en 1923, fueron las últimas veces que Jorge decidió abandonar el Reino Unido en misión oficial, después del final de la guerra.
Problemas de salud y muerte
La Primera Guerra Mundial afectó la salud de Jorge: se hirió gravemente el 28 de octubre de 1915, cuando su caballo lo tiró al suelo durante una revisión de tropas en Francia y su excesiva afición al tabaco exacerbó sus recurrentes problemas respiratorios. Padecía de pleuresía y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. En 1925, por indicación de sus médicos, fue enviado a regañadientes a un crucero privado de recuperación por el Mediterráneo; fue su tercer viaje al extranjero desde la guerra y el último. En noviembre de 1928 cayó gravemente enfermo con septicemia y durante los próximos dos años su hijo Eduardo se hizo cargo de muchas de sus responsabilidades. En 1929, la sugerencia de un nuevo descanso en el extranjero fue rechazada por el rey «en un lenguaje bastante fuerte». En su lugar, se retiró durante tres meses a Craigweil House, en el centro turístico de Bognor, Sussex. Como resultado de su estancia, la ciudad adquirió el nombre de «Bognor Regis», que es el latín para «Bognor real». Más tarde crecería el mito de que sus últimas palabras, cuando se le dijo que pronto estaría lo suficientemente bien para volver a visitar la ciudad, fueron «¡Que le jodan a Bognor!».
Jorge nunca se recuperó completamente. En su último año se le administró oxígeno en varias ocasiones. La noche del 15 de enero de 1936, el rey llegó a su dormitorio en Sandringham House quejándose de un resfriado; nunca más saldría de la habitación con vida. Se fue poniendo cada vez más débil, hasta perder poco a poco la conciencia. El primer ministro Baldwin diría más tarde:
[…] cada vez que recuperaba la conciencia hacía algún tipo de consulta u observación agradable hacia alguien, palabras de agradecimiento por la amabilidad mostrada. Pero le dijo a su secretario cuando envió por él: «¿Cómo está el Imperio?» Una frase inusual en esa forma y el secretario, le dijo: «Todo está bien, señor, con el Imperio», el rey le sonrió y una vez más cayó en la inconsciencia.
Para el 20 de enero se encontraba cerca de la muerte. Sus médicos, encabezados por Lord Dawson de Penn, emitieron un boletín con unas palabras que se volvieron famosas: «La vida del rey se mueve pacíficamente hacia su fin». El diario privado de Dawson, descubierto después de su muerte y hecho público en 1986, revela que las últimas palabras del rey fueron un susurrante «¡Maldita seas!», dirigido a su enfermera cuando le administró un sedante la noche del 20 de enero. Dawson escribió que había acelerado la muerte de Jorge V dándole una inyección letal de cocaína y morfina. Señaló que actuó para preservar la dignidad del rey, para evitar la tensión en la familia y para que la muerte, que sucedió a las 23:55, pudiera ser anunciada en la edición matutina del periódico The Times, en lugar de «las menos apropiadas […] publicaciones vespertinas».