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Arthur Zimmermann


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Arthur Zimmermann (nacido el 5 de octubre de 1864 y fallecido el 6 de junio de 1940) fue un político alemán, que destacó especialmente por ser el ministro de Asuntos Exteriores del Imperio alemán entre el 22 de noviembre de 1916 y el 6 de agosto de 1917, fecha en la cual dimitió de su cargo.

Su nombre ha quedado en la Historia asociado al famoso Telegrama Zimmermann, durante la Primera Guerra Mundial, que fue uno de los elementos que acabaron por influir en el ánimo de los Estados Unidos para abandonar su neutralidad en el conflicto y unirse a las filas de los Aliados en contra de las Potencias Centrales, de las que formaba parte el Imperio alemán. Su objetivo desde el principio fue incitar a México a entrar en la primera guerra mundial apoyando al Imperio Alemán. El gobierno mexicano rechazó la propuesta debido a que en esos momentos se vivía una situación tensa entre los Estados Unidos y México, además de otros problemas, como ser una nación que había salido recientemente de una revolución.

Igualmente, participó en el desarrollo de los planes tendentes a apoyar al movimiento de independencia irlandés, así como en el apoyo de los Bolcheviques para efectuar una labor de zapa en el interior del Imperio ruso en contra de los zares.

Primeros pasos

Arthur Zimmermann nació en la localidad de Marggrabova (hoy Olecko, en Masuria, en la actual Polonia) en la Prusia oriental, el 5 de octubre de 1864, falleciendo debido a una neumonía en Berlín. Efectuó estudios de Derecho entre 1884 y 1887 en Königsberg, igualmente en Prusia oriental, así como en Leipzig.

Inició su carrera profesional con el ejercicio de la profesión de abogado, obteniendo con posterioridad un Doctorado en Derecho. En 1893 pasó a la carrera diplomática, entrando en el servicio consular en Berlín. Su primer destino en el extranjero fue en China, a donde llegó en 1896, pasando luego a Cantón en 1898, para acceder posteriormente a la categoría de cónsul, en 1900. Mientras se hallaba destinado en Extremo Oriente se produjo en China la revuelta de los Boxers, que conoció pues de primera mano.

Tras haber sido llamado desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, fue nombrado viceministro 1911 para, el 24 de noviembre de 1916, en plena Primera Guerra Mundial, aceptar ser nombrado ministro, sucediendo en sus funciones a Gottlieb von Jagow. No obstante, desde algunos años atrás ya asumía la mayor parte de las negociaciones del Ministerio con los mandatarios extranjeros, con motivo de la timidez enfermiza del ministro titular, von Jagow. Es de destacar que fue el primer ministro de Asuntos Exteriores del Imperio alemán que no poseía orígenes en la aristocracia, aunque sí era originario de la Prusia Oriental, como buena parte de la nobleza imperial alemana.

El Kronrat

En tanto que ministro de Asuntos Exteriores del Imperio alemán, tomó parte igualmente en lo que se conoce como Kronrat, es decir, las deliberaciones que tuvieron lugar en el verano de 1914 entre el káiser Guillermo II y el canciller alemán, Theobald von Bethmann-Hollweg, en el curso de las cuáles se tomó la decisión de apoyar al Imperio austrohúngaro tras el asesinato del arquiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, decisión que desembocó en el estallido de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, Arthur Zimmermann rechazaría el uso del término Kronrat, ya que la opinión del kaiser Guillermo II fue decisiva en la discusión, aunque el canciller Bethmann-Hollweg, así como el propio Zimmermann, aprobaron la decisión de aquél.

La ejecución de la enfermera Edith Cavell

Arthur Zimmermann, desde su cargo de ministro de Asuntos Exteriores, fue igualmente quien tuvo que dar las pertinentes explicaciones en el caso de la ejecución de la enfermera británica Edith Cavell por parte de un pelotón de ejecución alemán el 12 de octubre de 1915, debido a que había ayudado a varios centenares de soldados de los Aliados a escapar desde la Bélgica ocupada por los alemanes hacia Holanda, territorio neutral en esa guerra. El incidente había tenido una honda repercusión en la prensa y la opinión pública tanto del Reino Unido como de los todavía neutrales Estados Unidos, y había acabado ya por convertirse en un problema de política internacional para el Imperio alemán.

Arthur Zimmermann empezó por afirmar que «era una lástima que la señora Cavell hubiese tenido que ser ejecutada», pero que ello era necesario. Prosiguió aceptando que era algo terrible tener que ejecutar a una mujer, pero que era necesario prestar atención a las consecuencias que se derivarían del hecho de que un Estado, especialmente si se hallaba en situación de guerra, no castigase a las mujeres después de que estas hubiesen cometido crímenes que afectasen a la seguridad de las fuerzas armadas de dicho Estado. Ninguna corte penal (y menos aún en el caso de una jurisdicción sometida a la ley marcial) hubiera hecho una tal distinción (puesto que el hombre y la mujer son iguales ante la ley), etc. Afirmó que tenía ante él el veredicto del tribunal y que estaba «convencido de que ningún tribunal del mundo hubiese emitido un veredicto distinto», prosiguiendo con frases del mismo tenor.

Su actuación fue sumamente criticada en su momento por toda la opinión pública, tanto de los países en guerra con las Potencias Centrales como entre los países neutrales, pero en cualquier caso deben ser situadas en el contexto de la época y la sociedad en la que se generaron. Hay que recordar que en ambos bandos se produjeron frecuentes fusilamientos de soldados y civiles (véase por ejemplo al respecto el caso de la bailarina holandesa Mata Hari, fusilada por Francia bajo la acusación de espionaje el 15 de septiembre de 1917).

Paz en el Este

En marzo de 1917, habida cuenta de la perspectiva de un inminente hundimiento del Frente Oriental debido a la situación política en el Imperio ruso, Zimmermann tomó la decisión personal de promover su iniciativa llamada Paz en el Este ante los revolucionarios rusos, propuesta de la mayor importancia estratégica en esas fechas para Alemania y las Potencias Centrales, y que logró imponer tanto al káiser Guillermo como al Ejército alemán.1 Hizo a los bolcheviques rusos la propuesta siguiente:

  • el cese de los combates a lo largo de toda la línea del frente;
  • la recíproca retirada de todos los territorios ocupados por cada uno de los contendientes;
  • un acuerdo amistoso respecto de Polonia, Lituania y Curlandia;
  • la promesa de colaborar con Rusia en su reconstrucción y desarrollo;
  • finalmente, Lenin y los líderes bolcheviques que se hallaban en esos momentos asilados en Suiza recibirían la autorización para regresar a Rusia en un tren cerrado y sellado que les conduciría allí a través de territorio alemán.

Dichas propuestas, en el caso de ser aceptadas, deberían liberar un alto número de divisiones de los ejércitos de las Potencias Centrales que en esos momentos combatían contra el Ejército ruso en el Frente Oriental, permitiendo que fuesen trasladadas al Frente Occidental, lo que a su vez lograría reforzar a las tropas allí empeñadas en los combates contra el resto de los Aliados en una larga y costosa guerra de trincheras, dándoles la superioridad necesaria para intentar romper el frente y decidir así el resultado de la guerra antes de la posible entrada en la guerra de los Estados Unidos.

El plan presentado por Zimmermann tuvo éxito, aunque por lo demás dejó tras de sí para el futuro un problema político importante: la Revolución bolchevique, que había triunfado en parte debido a la intervención de Arthur Zimmermann.

La misión del nuncio Pacelli

El Telegrama Zimmermann’ tal y como fue enviado por el embajador alemán en Washington al embajador alemán en México, cifrado usando un libro de códigos.

A finales de junio de 1917, Zimmermann tuvo ante sí la primera ocasión de verdad para hacer progresar unas negociaciones de paz. En el curso de varias reuniones que mantuvieron con el nuncio apostólico en Baviera, Eugenio Pacelli (quien ulteriormente sería elegido papa con el nombre de Pío XII), y con Uditore Szioppa, quienes estaban en una misión de prospección, el canciller Bethmann-Hollweg y Arthur Zimmermann escucharon sus proyectos. Según dichas propuestas, no habría anexión de territorios, no se desplazaría la frontera con el Imperio ruso, Polonia se convertiría no obstante en un estado independiente, todos los territorios ocupados por las Potencias Centrales en Francia y en Bélgica serían evacuados por las tropas alemanas, y Lorena sería restituida a Francia. La única contrapartida sería la devolución a Alemania de todas sus antiguas colonias.

Su dimisión

El 6 de agosto de 1917, Zimmermann dimitió de su cargo de ministro de Asuntos Exteriores, para ser reemplazado por Richard von Kühlmann.

El motivo principal para su dimisión fue el célebre telegrama que Zimmermann había enviado el 16 de enero de 1917. Dos años y medio después del inicio de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos seguían observando una estricta neutralidad en el conflicto que enfrentaba a los Aliados con las Potencias Centrales en una guerra de trincheras en el norte de Francia y en Bélgica, sin intervenir en la lucha. A pesar de que la reelección como presidente de los Estados Unidos de Woodrow Wilson lo había sido con el lema «no estamos en guerra, gracias a mí», las consecuencias del telegrama ayudaron a que cada vez le resultase más difícil mantener su promesa y conservar la neutralidad de los Estados Unidos en la guerra.

 
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Publicado por en 16 enero, 2017 en 1917, Diplomáticos/Políticos, Personajes

 

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Heinrich von Eckardt


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Heinrich von Eckardt fue embajador del Imperio Alemán en México, oficina asumida alrededor de 1915 donde pasó la mayor parte de su tiempo como embajador durante la Primera Guerra Mundial. Después de la salida del presidente Victoriano Huerta (que apoyaba más la tesis alemana) en 1914, su sucesor Venustiano Carranza tenía una posición perceptiblemente negativa para con Alemania; von Eckardt creyó que tanto Carranza como los órganos gubernamentales eran » prototipos de la vulgaridad y depravación». Su actitud hacia el presidente seguía siendo amarga a pesar de las tentativas de Carranza por suprimir las publicaciones anti-Alemanas, que él describió como » mediocridad pujante».

Von Eckardt es conocido por ser a quien iba dirigido el telegrama de Zimmermann, un telegrama enviado por el Ministro de Asuntos Exteriores alemán Arthur Zimmermann el 16 de enero de 1917. El mensaje primero fue enviado al embajador alemán de los Estados Unidos, Juan von Bernstorff, para evitar que sea interceptado. Él lo retransmitió a von Eckardt el 19 de enero. Sin embargo, pese a eso, el telegrama fue interceptado por el Reino Unido al ser trasmitido por von Bernstorff a von Eckardt y descifrado por Room 40. En el telegrama, Zimmermann daba instrucciones a von Eckardt para acercarse al presidente Venustiano Carranza, primero con el fin de formar una alianza con Alemania, y segundo; en caso de romperse las relaciones de Alemania con Estados Unidos, atacar los E.E.U.U. con ellos y ayudar a persuadir a Japón en la ayuda de dicho ataque. El telegrama fue dejado vago y dijeron a von Eckardt para resolver los detalles mismos como él los presentó a Carranza. También le pidieron llamar a Carranza la atención de intervenir en la batalla del Atlántico y de la posibilidad que pueda fomentar tentativas maneras de obligar al Reino Unido por una paz.

A pesar de el descubrimiento del telegrama por los Estados Unidos y la Gran Bretaña, el Ministro de Asuntos Exteriores acercado Eckardt Cándido Aguilar de von y le dio la oferta al mes después de que el mensaje fuera enviado. Aguilar era comprensivo, pero ambos él y Carranza rechazaron eventual Alemania, principalmente debido al lanzamiento prematuro. México temió influencia americana, aunque, y von Eckardt podía algo sacudir Carranza, que pidió los periódicos favorable-Aliados para invertir su postura. Estos informes Alemán-céntricos von inicialmente llevado Eckardt para creer el armisticio eran un mito propagandic. La confusión adicional dio lugar a un periódico de Guadalajaran que traslapaba el sentimiento favorable-Alemán con von Eckardt’ instrucciones de s para los informes de favorable-Carranza cuando Carranza’ el anticlericalism de s hizo el periódico criticar la iglesia católica, llevando al church’ boicoteo y von Eckardt’ de s; tentativas fracasadas de s de engatusarlos fuera de él. Von Eckardt fue previamente el embajador alemán para el reino de Montenegro durante las guerras de los Balcanes. Él estaba presente el 27 de abril de 1913 en que Austria exigió al rey Nicolás que Montenegro regresara la región de Shkodër a Albania.

 
 

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Telegrama Zimmermann


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El Telegrama Zimmermann tal y como fue enviado por el embajador alemán en Washington al embajador en México. Cada palabra cifrada fue enviada en un grupo de cuatro o cinco números, usando un libro de códigos.

El telegrama Zimmermann fue un telegrama enviado por Arthur Zimmermann, ministro de Asuntos Exteriores del Imperio Alemán, el 16 de enero de 1917 (durante la Primera Guerra Mundial), a su embajador en México, conde Heinrich von Eckardt. En el mismo se instruía al embajador para que acercara al Gobierno mexicano una propuesta para formar una alianza contra los Estados Unidos. Fue interceptado por los servicios británicos de espionaje, y su contenido aceleró la entrada de los Estados Unidos en la guerra.

Contenido del telegrama

El mensaje inicial del embajador Arthur Zimmermann incluía propuestas de alianza entre México y el Imperio Alemán, mientras que éste aún trataría de permanecer neutral ante Estados Unidos. En el caso de que ésta política fallara, la nota diplomática sugería que el gobierno mexicano debería unirse a la causa alemana, y lanzar un ataque militar contra los Estados Unidos. Para este fin, Alemania se comprometía a prestar asistencia financiera y armamentística a México para que este país recuperase por la fuerza los territorios de Texas, Nuevo México y Arizona, que México había perdido en la Intervención estadounidense en México debido a los Tratados de Guadalupe-Hidalgo en 1848, aunque no se mencionó posibilidades de ayuda alemana para recuperar California.

Traducción al castellano

Nos proponemos comenzar el primero de febrero la guerra submarina, sin restricción. No obstante, nos esforzaremos para mantener la neutralidad de los Estados Unidos de América.
En caso de no tener éxito, proponemos a México una alianza sobre las siguientes bases: hacer juntos la guerra, declarar juntos la paz; aportaremos abundante ayuda financiera; y el entendimiento por nuestra parte de que México ha de reconquistar el territorio perdido en Nuevo México, Texas y Arizona. Los detalles del acuerdo quedan a su discreción [de Von Eckardt].
Queda usted encargado de informar al presidente [de México] de todo lo antedicho, de la forma más secreta posible, tan pronto como el estallido de la guerra con los Estados Unidos de América sea un hecho seguro. Debe además sugerirle que tome la iniciativa de invitar a Japón a adherirse de forma inmediata a este plan, ofreciéndose al mismo tiempo como mediador entre Japón y nosotros.
Haga notar al Presidente que el uso despiadado de nuestros submarinos ya hace previsible que Inglaterra se vea obligada a pedir la paz en los próximos meses.

Intercepción británica

El Telegrama Zimmermann fue interceptado y descifrado lo suficiente como para poder leer un esbozo de su contenido, por los criptógrafos Nigel de Grey y William Montgomery de la unidad de la Inteligencia Naval Británica conocida como «Habitación 40» (en inglés Room 40), a cargo del almirante William R. Hall. Esto fue posible porque el código de cifrado utilizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania (llamado 0075) había sido analizado y parcialmente descifrado, se cree que utilizando mensajes ya descifrados y un libro de códigos anterior capturado por Wilhelm Wassmus, un agente alemán que trabajaba en el Oriente Medio.

El Gobierno británico, que quería exponer al gobierno estadounidense el contenido incriminatorio del telegrama, estaba en un dilema: si se publicaba el telegrama, los jefes del espionaje alemán supondrían (con razón) que su código había sido roto y lo modificarían de inmediato; si los británicos no publicaban el telegrama, perderían una oportunidad única para que los Estados Unidos se unieran a la guerra e inclinaran la balanza hacia el lado aliado. El mensaje fue enviado además durante un período en que los sentimientos antialemanes se vivían con particular intensidad en los EE. UU.: un submarino de la Kaiserliche Marine había torpedeado, según el gobierno germano «por error«, el RMS Lusitania un barco de pasajeros británico, con la pérdida de varios cientos de vidas estadounidenses que viajaban a bordo.

Había otro problema más grave: Gran Bretaña tampoco podía mostrar el telegrama al gobierno de los Estados Unidos sin generar sospechas, pues debido a su gran importancia, el mensaje había sido enviado desde Berlín al embajador alemán en Washington, DC, el conde Johann Heinrich von Bernstorff, para ser retransmitido al embajador alemán en México, Heinrich von Eckardt, por tres rutas separadas.

Los británicos habían obtenido el telegrama por una de éstas líneas telegráficas, pues el gobierno de Washington le habían otorgado acceso a sus líneas telegráficas diplomáticas privadas a los diplomáticos alemanes, en un esfuerzo para acelerar el proyecto pacifista del Presidente Woodrow Wilson. Los diplomáticos alemanes no estaban preocupados por usar esta línea telegráfica estadounidenses dado que los mensajes iban cifrados, teniendo en cuenta que los Estados Unidos no tenían tecnología de cifrado, y que los agentes de espionaje estadounidense no tenían órdenes de detectar y descifrar los mensajes diplomáticos de otras naciones. Además el telegrama había sido enviado por un diplomático alemán desde la Embajada estadounidense en Berlín con rumbo a Copenhague, y desde ese punto fue remitido vía cable submarino con rumbo a la embajada alemana en los Estados Unidos pasando por Gran Bretaña, donde fue interceptado.

Si los agentes británicos revelaban el origen del telegrama, se hubiera cometido un suicidio político, pues eso hubiera significado admitir que Gran Bretaña también espiaba las comunicaciones diplomáticas estadounidenses (a través de las cuales viajaban los telegramas del espionaje alemán). Hay personas que indican que en ese caso los Estados Unidos no hubieran declarado la guerra a Alemania, y posiblemente los Imperios Centrales hubieran resistido más tiempo a la Triple Entente o inclusive hubieran ganado la Gran Guerra.

El Gobierno británico había estimado que la embajada alemana en Washington D.C. enviaría el mensaje hacia su embajada en Ciudad de México usando el sistema telegráfico comercial para evitar las sospechas estadounidenses, al tratarse de un envío de telegrama entre dos países neutrales. Por tanto, los agentes británicos sospechaban que una copia del telegrama de Zimmermann podría existir en la oficina de telégrafos en la Ciudad de México a manera de constancia de recepción. De obtenerse una copia del telegrama, ésta podría ser remitida por Gran Bretaña al gobierno de los Estados Unidos bajo la excusa de que había sido obtenida por el espionaje británico en México (y no interceptando la línea telegráfica de EE.UU.), sin hacer referencia al origen del descubrimiento.

Por tanto, el espionaje británico se contactó a un agente en México, conocido sólo como el Señor H, que obtuvo una copia del telegrama en la oficina central de correos y telégrafos de Ciudad de México. Para suerte de los agentes británicos, el telegrama al embajador alemán en México había sido enviado utilizando un código viejo, que podía ser descifrado en su totalidad, presumiblemente porque la embajada alemana en México no tenía los códigos secretos más nuevos o porque no se consideró posible que los espías británicos pudieran interceptar un telegrama germano en Estados Unidos.

El telegrama fue entregado por el almirante William Hall al Ministro de Relaciones Exteriores británico, Arthur James Balfour, quien a su vez lo remitió al presidente Woodrow Wilson mediante el embajador estadounindense en Londres, Walter Page.

Efectos

México

Mapa del territorio mexicano en 1917 (verde oscuro), mostrando el territorio prometido a México en el telegrama Zimmermann en verde claro.

Al poco tiempo de recibirse el telegrama, el presidente mexicano Venustiano Carranza comisionó un consejo militar para verificar la validez del proyecto propuesto por el Imperio Alemán; el resultado, como era de esperarse para una época tan turbulenta, confirmaba que sería desastroso el resultado de una ofensiva mexicana para recuperar sus antiguos territorios. Si bien era una aspiración mexicana recuperar esas tres provincias (no se ha confirmado si el proyecto alemán contemplaba California), ello traería graves consecuencias políticas y sociales entre la población y eventualmente terminaría en una nueva guerra con los Estados Unidos.

Un ataque militar mexicano traería una severa respuesta bélica de los Estados Unidos, país que ya en esos años contaba con un ejército de tierra y una marina de guerra bastante más numerosos y mucho mejor armados que las fuerzas análogas de México. Además, la Gran Guerra seguía desarrollándose tenazmente en Europa, donde aún Alemania luchaba en dos frentes y se enfrentaba al bloqueo naval de la Royal Navy británica, por lo cual parecía casi imposible que el Imperio Alemán estuviera en condiciones de proveer armas a México en cantidad suficiente para las graves hostilidades que se avecinarían.

Inclusive en caso de éxito, México también carecía de la capacidad para reubicar a la población angloparlante entre sus fronteras, más aún tomando en cuenta que los civiles estadounidenses de esas regiones solían estar armados y serían fuente de continuos conflictos y revueltas; el gobierno mexicano tampoco tenía recursos ni medios para movilizar colonos leales a México a esos territorios.

Por otro lado, el Gobierno Mexicano estaba más preocupado por la Expedición Punitiva al mando del General John J. Pershing para capturar a Pancho Villa, siendo que la rebelión armada de Emiliano Zapata en Oaxaca y regiones vecinas estaba en pleno auge, por lo cual las fuerzas armadas mexicanas estaban ya bastante ocupadas en sofocar las revueltas de Zapata y Villa, siendo imposible que actuasen eficazmente en una guerra exterior. La situación interna de México mostraba que el régimen de Venustiano Carranza ni siquiera podía asegurar su pleno control sobre todo México, lo cual hacía riesgoso para Carranza embarcarse en un conflicto internacional teniendo ya un conflicto interno muy complicado. Considerando los muchos y graves factores adversos, Carranza declinó la oferta de Arthur Zimmermann el 14 de abril de ese mismo año, fecha para la cual Estados Unidos ya había entrado a la Gran Guerra y retirado a sus tropas de suelo mexicano. De esta manera, Carranza mantuvo el poder sin asuntos complejos de política internacional a sus espaldas y se pudo dedicar a reorganizar la política interna de México.

Alemania

En el Telegrama Zimmermann se instruía al embajador germano en México para que se acercara al régimen de Venustiano Carranza con una propuesta para formar una alianza contra los Estados Unidos, pero solamente si dicho país lanzaba un ataque contra Alemania. La intención última del Imperio Alemán consistiría más bien en evitar la entrada de Estados Unidos en la contienda causando un ataque mexicano que sirviera como una distracción al gobierno de Woodrow Wilson y lo disuadiera de ayudar a la Triple Entente.

En un movimiento impredecible, el ministro Arthur Zimmermann confirmó en Berlín la autenticidad de su telegrama el 3 de marzo de 1917, y lo repitió días después en un discurso el 29 de marzo tratando de explicar su visión de la situación. Para empezar, Zimmermann alegó que no había escrito una carta directamente a Venustiano Carranza, sino que le había dado instrucciones a su embajador en México por una vía «que le parecía segura«. También sostuvo Zimmermann que a pesar de la ofensiva submarina alemana, él esperaba que los Estados Unidos permanecieran neutrales. Zimmermann sostuvo que su propuesta al Gobierno Mexicano sólo sería entregada si los Estados Unidos declaraban la guerra a las Potencias Centrales, y creía que sus instrucciones eran absolutamente leales para con los Estados Unidos pues en realidad apenas reclamaba neutralidad al gobierno estadounidense, amenazando con promover una invasión mexicana sólo como último recurso. De hecho, Zimmermann reprochó al presidente Wilson el haber roto relaciones con el Imperio Alemán con excesiva rudeza después de que el telegrama hubiera sido interceptado, por lo cual el conde Von Bernstorff, embajador alemán en Washington D.C., no tuvo oportunidad para explicar la actitud alemana, concluyendo que el Gobierno estadounidense había declinado negociar.

Se puede apreciar que había honestidad en el discurso de Zimmermann, pues tuvo ocasión para reflexionar sobre el impacto del telegrama y sus efectos, y aun así el ministro alemán estuvo preparado para presentar su plan original. Sin embargo, también se reveló que Zimmermann, como ministro de asuntos exteriores de Alemania carecía de datos serios sobre la verdadera fuerza bélica de los Estados Unidos y México, además de las delicadas relaciones entre los dos países vecinos tras la Ocupación estadounidense de Veracruz de 1914 y los efectos de la Revolución Mexicana en la estabilidad política de México. Probablemente Zimmermann tan solo contaba con el hecho que muchos mexicanos apoyaban la simple idea de atacar a los Estados Unidos, entonces como ahora percibido como un vecino poderoso con grandes ambiciones.

Estados Unidos

El sentir popular entre los estadounidenses era tanto antimexicano como antialemán. El general John «Black Jack» Pershing había pasado ya mucho tiempo tratando de capturar a Pancho Villa, quien era el responsable de muchos robos ganaderos en Estados Unidos, además de ser el autor intelectual del ataque a Columbus. Esta Expedición Punitiva, que había tenido gran costo tanto monetario como político para el Gobierno de los Estados Unidos, dejó como resultado final un desgaste desastroso para el Ejército estadounidense y grandes ganancias monetarias para los habitantes de las zonas que patrullaban en México. Inclusive las fuerzas de Pancho Villa lograron apropiarse de un avión estadounidense y lo utilizaron para espiar al enemigo.

El presidente Wilson, por tanto, estaba disconforme con los resultados y prefería detener la búsqueda en tanto que se celebraran las nuevas elecciones en México, que se instalara un nuevo gobierno, y que se promulgara una nueva constitución (la Convención Constitucional se encontraba reunida). Las noticias del telegrama tuvieron reacciones encontradas en el Gobierno de ambos países, dado que dicho tratado, en caso de realizarse, implicaba que México debería tener un Gobierno más amistoso para con los intereses de Estados Unidos. El 1 de marzo el Gobierno estadounidense publicó el contenido íntegro del telegrama en la prensa. Inicialmente el público estadounidense prefirió creer que el telegrama era un fraude británico diseñado para llevarlos a la guerra en el bando aliado. Esta creencia fue alimentada por los diplomáticos alemanes y mexicanos, e incluso por los pacifistas estadounidenses y proalemanes, que llamaban al telegrama una falsificación.

Aunque el Telegrama Zimmermann destacaba que el real interés de Alemania era que los Estados Unidos permanecieran neutrales mientras se atacaban sus envíos, la confirmación posterior de Arthur Zimmermann el 3 de marzo evocó un flujo de sentimientos antialemanes en los EE.UU. Woodrow Wilson respondió a ésta manifestación de hostilidad hacia los Estados Unidos solicitándole al Congreso que se armaran las naves estadounidenses para que se pudieran defender de potenciales ataques submarinos alemanes. Unos cuantos días después, el 2 de abril, Wilson solicita al Congreso que le declare la guerra a Alemania. El 6 de abril el Congreso acepta, llevando a los estadounidenses hacia la Gran Guerra.

Los submarinos alemanes habían atacado previamente naves estadounidenses cerca de las islas británicas, y puede considerarse que el Telegrama Zimmermann no fue la única causa para la entrada de los Estados Unidos en la Guerra; sin embargo, el telegrama desempeñó un papel crítico al cambiar la opinión pública sobre el conflicto. Fue percibido como especialmente traicionero que el telegrama fuera enviado por agentes alemanes usando la línea telegráfica de la embajada estadounidense en Berlín, con destino a la embajada alemana en Washington antes de pasar a México. En cuanto se convenció al público de que el telegrama era real, se hizo inevitable que los Estados Unidos entraran a la Primera Guerra Mundial.

 
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Publicado por en 16 enero, 2017 en 1917

 

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Las penurias de la población civil


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«Tal como estaba previsto, hay en el barrio una extrema penuria de harina y carne. Por consiguiente, la ración de pan queda fijada en 150 gramos por adulto y 75 por niño menor de diez años. Vosotros, panaderos, debéis elaborar una lista exacta de vuestros cliente, adultos y niño, que debéis controlar severamente. Para los carniceros, tomaréis en seguida las mismas disposiciones, la ración será de 75 gramos para los adultos y 47 gramos para los niños. Deberéis racionar según las instrucciones recibidas las legumbres y las patatas y recomendaréis rigurosamente que por economía no se pelesn las patatas antes de cocerlas.»

Texto dirigido por el subprefecto de Valenciennes (Francia) a los alcaldes de los barrios, enero 1917

Valenciennes 1917

 

 
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Publicado por en 15 enero, 2017 en 1917

 

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Fotos 1917


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Aquí va un avance de imagenes de los que veremos este año en nuestro blog, aprovecho para desearos Feliz Año:

Soldado americano con máscara antigas
Soldados australianos cerca de Ypres (Bélgica)
Restos de esqueletos de caballos en Slaviski (Polonia)
Soldados americanos embarcando hacia la guerra posan con mascotas: un perro y un mapache
Tropas británicas moviéndose cerca de Ypres
Soldados americanos
Soldados italianos con perros
Un perro de la Cruz Roja buscando soldados heridos
Soldados rusos rindiéndose
Una joven estadounidense reparando uniformes de guerra
Paloma mensajera de EEUU, con su número en las alas
Puerto de Kiel
Ruinas del puente en La Ferte Sous Jouatre (Francia)
Soldados muertos en la batalla de Cambrai (Flesquieres, Francia)
Racionamiento de comida en Reino Unido: azúcar, mantequilla, carne, pan y pan rallado
Buscando en los bolsillos de soldados muertos
Río Marne con el puente destruido
Escolares llevando flores a tumbas de soldados, en Folkestone
 
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Publicado por en 1 enero, 2017 en 1917, Imagenes

 

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